En Arequipa, conocí a Raúl Romero y a Carla Galdos, dos personas comprometidas, de alma y corazón, con el fomento de lectura en niños y adolescentes. Los encontré en el parque Juan Pablo, rodeados de árboles, libros, un par de bicicletas, y por supuesto, un público ávido de degustar una buena lectura.
Carla me comenta que se mueven por todos los parques y que incluso van un poco más allá. Yo los observo admirado, me reconforta encontrar gente tan desprendida. Son más de las once de la mañana, el calor es sofocante en los alrededores; pero dentro del parque prima una brisa fresca y acogedora. En un árbol enorme, frente a mí, leo atentamente un letrero colocado ahí hace poco: “La Bibliobici de Arequipa”.
Me entero de que han sido merecedores de los Estímulos Económicos del Ministerio de Cultura en los años 2018 y 2021, y de otro estímulo municipal hace poco, e inmediatamente pienso que se lo merecen con creces, que ojalá reciban miles de estímulos más y sigan fomentando la lectura en todos los espacios posibles de Arequipa y de todo el Perú.
Son unos locos soñadores, transmiten paz, alegría y esa motivación necesaria que hace falta para creer que no todo anda de cabeza. Mientras un grupo de libros seleccionados (relatos, novelas gráficas, poesía y más), ordenado sobre una cobertura a la par del césped, me invita a ojearlos con esa mixtura de títulos diversos, me convenzo de que estoy en el mejor lugar del mundo.
Raúl, en tanto, me informa que hay lectores asiduos. El proyecto “La Bibliobici de Arequipa”, me comenta, pausado, cuenta con tres clubes de lectura: con lectores de 5 a 8 años, de 9 a 12, y con uno de lecturas más diversas, por ejemplo con temas relacionados al amor y a la familia, exclusivo para adolescentes.
Tras esta charla amena, agradecido de la gran amabilidad recibida, me siento debajo del árbol y empiezo, emocionado, lleno de júbilo, una conversación con ese público lector ahí reunido que nunca olvidaré. Intento hablarles de los mitos y leyendas de la Amazonía; pero el resultado no es necesariamente el esperado. Como nunca, me siento feliz. Gracias Raúl y Carla por tanto.